La ligadura de trompas es el método anticonceptivo más común en las mujeres casadas, en los Estados Unidos. El riesgo de que falle la ligadura de trompas es del 1 % al 2 % durante un período de 10 años. Cuando falla, aproximadamente el 30 % de los embarazos son ectópicos (embarazo en la trompa de Falopio). En general, del 1 % al 2 % de las mujeres pueden arrepentirse de haberse realizado una ligadura de trompas y es más común en mujeres que tienen menos de 30 años cuando se la realizan. Los factores que influyen en la decisión de revertir la ligadura de trompas (recanalización tubárica) incluyen un cambio en la situación marital, la muerte de un hijo, haber tenido solo un hijo antes de la ligadura y el deseo de agrandar la familia.
Por lo general, la recanalización tubárica se realiza con enfoque microscópico, mediante una incisión horizontal de 6 cm en la parte baja del abdomen (minilaparotomía). La cirugía puede tardar entre 2 y 3 horas según la dificultad del caso. Se requiere anestesia general, pero la mayoría de las pacientes pueden recibir el alta en el mismo día (cirugía para pacientes externos) gracias a la incisión abdominal pequeña. La recuperación es relativamente rápida y las pacientes pueden volver al trabajo poco tiempo después.
La tasa de éxito de la recanalización tubárica puede ser de hasta el 70 % en las pacientes menores de 35 años y del 50 % en las pacientes mayores de 35 años. En las pacientes mayores de 40 años, la tasa de nacidos vivos es de aproximadamente el 15 %. Las tasas de éxito luego de la recanalización tubárica no dependen de la longitud de la trompa restante (siempre y cuando la longitud final sea superior o igual a 4 cm), del sitio de la ligadura de trompas ni del tiempo entre la ligadura y la recanalización. Por otro lado, las tasas de éxito dependen significativamente de la edad de la paciente y de otros factores que pueden afectar la fertilidad, como los trastornos ovulatorios y el factor masculino.
Las pacientes que son candidatas a la recanalización tubárica necesitan una evaluación de la reserva ovárica mediante la determinación de los niveles de estradiol y hormonas foliculoestimulantes en el día 3 del ciclo, una histerosalpingografía (examen con tinte para visualizar la cavidad endometrial y las trompas de Falopio), un análisis de semen y la documentación de la ovulación. Las pacientes que muestran anormalidades en estos exámenes deben ser asesoradas sobre la posibilidad de que haya una reducción en las tasas de éxito luego de la recanalización tubárica. El método más indicado para estas pacientes es la fertilización in vitro (FIV).
Los factores de riesgo de la recanalización tubárica son bajos y se los relaciona con la anestesia general y la cirugía, el embarazo ectópico (del 2 % al 8 %) y la necesidad de utilizar métodos anticonceptivos después del embarazo. Los beneficios de la recanalización tubárica son la concepción natural, el logro de una gestación única, una tarifa única por la cirugía y que se evita la utilización de medicamentos para la fertilidad.
El enfoque alternativo es la FIV. Las ventajas de la FIV incluyen el plazo del ciclo y embarazo, las altas tasas de éxito por ciclo (en comparación con las tasas de éxito en general de la recanalización tubárica), que se evita la cirugía y la anestesia general y que se realiza el tratamiento de otros factores, como el factor masculino y la disfunción ovulatoria. Las desventajas incluyen la posibilidad de que el costo sea mayor en caso de que se necesiten múltiples intentos, un aumento en la tasa de gestación múltiple (entre el 30 % y el 40 %) y el riesgo de parto prematuro, la utilización de medicamentos para la fertilidad, el riesgo de embarazo ectópico (entre el 2 % y el 4 %), el síndrome de hiperestimulación ovárica y la necesidad de repetir la FIV si se desea un embarazo en el futuro.
El Dr. Bayrak recomienda una consulta y una evaluación detalladas de la pareja para determinar cuál es el enfoque más adecuado para las candidatas que consideran la recanalización tubárica.