La congelación de esperma se ofrece a los hombres que se someten a cirugía testicular, quimioterapia o radioterapia para preservar su fertilidad futura. Indicaciones adicionales incluyen la obtención de esperma del testículo (TESE – Extracción de esperma testicular) o del área de almacenamiento llamada epidídimo (MESA – Extracción de esperma epididimario por microcirugía) para el tratamiento de la infertilidad. El esperma también puede congelarse en hombres que planean someterse a una vasectomía, que tienen un historial de vasectomía o que recientemente han tenido una reversión de vasectomía.
La quimioterapia y el tratamiento con radiación pueden dañar los testículos y reducir o detener por completo la producción de esperma. El daño depende del tipo de agente quimioterapéutico, del tiempo de exposición y de la dosis de la terapia de radiación. Se recomienda congelar el esperma antes de someterse a quimioterapia o radioterapia, y todos los pacientes deben recibir asesoramiento antes de dicha exposición.
Cuando el esperma se obtiene a través de una biopsia testicular como TESE o MESA, el número de espermatozoides es típicamente mucho menor que en el eyaculado. El esperma puede congelarse en alícuotas y usarse una a la vez si es necesario un tratamiento adicional de infertilidad, como la fertilización in vitro (FIV) con inyección intracitoplasmática de esperma (ICSI). Si el esperma se congela del eyaculado, hay más espermatozoides presentes antes de la congelación y después de la descongelación. Cuando se desea un embarazo, se puede realizar una inseminación intrauterina (IIU) o FIV. El período más largo que el esperma ha estado congelado y ha resultado en un embarazo saludable se ha reportado en 28 años. Las tasas de éxito utilizando esperma descongelado son comparables al esperma recién recogido en hombres con parámetros de semen normales que se someten a FIV.